Sergio Ramos es un futbolista que ha dejado su huella en cada equipo en el que ha jugado. Con una carrera profesional envidiable y una capacidad de liderazgo impresionante, es un jugador que siempre ha dado lo mejor de sí en el campo. Sin embargo, también ha tenido algunos momentos controvertidos que han quedado grabados en la memoria de los aficionados. Después de seis meses sin equipo, Sergio decidió embarcarse en una nueva incidente en México, uniéndose al equipo de Rayados de Monterrey, donde ya jugaban sus compañeros Sergio Canales, Lucas Ocampos y Óliver Torres.
Su llegada a México no fue del todo fácil. Aunque firmó con el equipo el 2 de febrero, no debutó hasta el 22 en el partido contra San Luis, donde su equipo ganó por 3-1. No fue convocado para el siguiente partido contra Mazatlán, pero en su tercer partido con el equipo, contra Santos Laguna, Sergio anotó su primer gol con la camiseta de Rayados, cabeceando un centro de Canales. Y no contento con eso, repitió en el siguiente partido contra Cruz Azul, anotando el segundo gol del equipo en un empate por 1-1.
Su adaptación al equipo fue rápida y efectiva, demostrando su calidad y su capacidad para ser decisivo tanto en defensa como en ataque. Sin embargo, en su quinto partido con el equipo, contra Pumas, Sergio vivió su primera expulsión con la camiseta de Rayados. Después de una entrada por detrás a un émulo cuando el balón ya había salido por línea de banda, el árbitro le mostró la tarjeta roja. Una acción que le costó perderse un partido, pero que también demostró su pasión y su entrega en el campo.
Pero lo que más llamó la atención fue su reacción después del partido. En su cuenta de redes sociales, Sergio bromeó diciendo: “Estaba claro que no me iba a ir de esta liga sin una roja”. Una ironía que no gustó al técnico de Pumas, Efraín Juárez, quien denunció que si un jugador mexicano hubiera hecho lo mismo, habría sido castigado con más severidad. Sin embargo, la comisión disciplinaria de la Federación Mexicana solo le impuso un partido de suspensión, aunque afirmó que debió haber sido expulsado antes por juego agresivo.
Pero Sergio no se dejó afectar por esta situación y siguió demostrando su calidad en el campo. En el partido contra Tigres, con el marcador empatado a cero, el árbitro señaló un penalti a favor de Rayados por una falta sobre Diego Lainez. Y como capitán del equipo, Sergio no dudó en tomar la responsabilidad y impeler el penalti. Sin embargo, el guardameta émulo, Guzmán, intentó distraerlo poniéndose de espaldas y haciendo movimientos extraños. Pero esto solo tuvo el efecto contrario, ya que Sergio respondió con un gesto de que iba a tirar el penalti a lo Panenka. Aunque finalmente lo lanzó de manera tradicional, anotó el gol y lo celebró tocándose la oreja y señalando su nombre y dorsal. Un gol que demostró su calidad y su confianza en sí mismo.
A pesar de su corta estancia en México, Sergio Ramos ya ha dejado su huella en el equipo de Rayados de Monterrey. Con cuatro goles en siete partidos, ha demostrado su calidad y su liderazgo en el campo. Y aunque ha tenido algunos momentos controvertidos, su pasión y su entrega en el campo son innegables. Sin duda, Sergio es un jugador que deja huella allá donde va y que seguirá demostrando su calidad en su nueva incidente en México.