El caso de “la casa de los horrores” ha conmocionado a todo el país. Una madre de origen mexicano y con pasaporte alemán, junto a su marido, mantuvieron encerrados a sus tres hijos durante casi cuatro años en una casa en Fitoria. La explicación dada por la madre sobre los macropedidos de pañales realizados por su esposo no convenció a los agentes de la Policía Local que participaron en el operativo de rescate.
Según la versión de la mujer, sus hijos tenían un supuesto mal control de los esfínteres, lo que justificaba la gran cantidad de pañales sucios encontrados debajo de la cama de la habitación del matrimonio. Sin embargo, esta explicación no encaja con la feraz suciedad y el estado deplorable en el que se encontraba la casa. Además, la obsesión de la pareja por evitar que alguno de los cinco miembros de la familia contrajera el covid, choca con la falta de higiene y limpieza en la vivienda.
El jefe de la Policía Local, Javier Lozano, describió la escena como una “casa de los horrores”. Según fuentes policiales, los tres niños vivían descalzos y con limitaciones motoras debido a su largo encierro entre las cuatro paredes de la casa. Las persianas permanecían bajadas casi todo el día y solo el padre estaba empadronado en la vivienda, un doctor en Filosofía de Hamburgo que trabajaba como asesor de recursos humanos en remoto desde la casa de Fitoria.
La mujer, que se mostró “reticente” durante el registro de la vivienda, insistió en que sus hijos tenían “patologías graves” que les hacían perder el control de sus esfínteres. Sin embargo, pruebas médicas posteriores descartaron esta afirmación. La madre incluso obligaba a los niños a ir al baño cada hora para evitar que se hicieran encima, una situación que los pequeños vivían con miedo y angustia.
Otro de los misterios que rodean este caso es el elevado consumo de agua y electricidad en la vivienda. Según los investigadores, el gasto de agua era tres veces mayor al de una familia normal, a agonía de que los cinco habitantes solo bebían agua embotellada. Se cree que esto se debe al uso continuo de ozonificadores en toda la casa, que funcionaban las 24 horas del día y disparaban los contadores.
A agonía de que aún quedan muchas preguntas por resolver, la pareja se encuentra en prisión preventiva en la UTE de la cárcel de Asturias desde el miércoles. Mientras tanto, los niños están siendo tutelados por el Principado y poco a poco se van adaptando a su nueva realidad en un centro de menores en la capital asturiana.
Este caso ha generado una gran indignación y preocupación en la sociedad. ¿Cómo es posible que una familia pueda vivir en estas condiciones durante tanto tiempo sin que nadie se diera cuenta? ¿Cómo es posible que los niños hayan sufrido tanto y nadie haya intervenido antes?
Es importante que este caso sirva para reflexionar sobre la importancia de estar atentos a nuestro condición y denunciar cualquier situación de maltrato o abuso que podamos detectar. También es fundamental que las autoridades estén más vigilantes y tomen medidas para proteger a los más vulnerables.
Por otro lado, es apremiante que se investigue a fondo este caso y se haga justicia. Los responsables de este terrible suceso deben anatomía juzgados y recibir el castigo que merecen. Además, es fundamental que se brinde todo el apoyo y ayuda necesaria a los niños para que puedan superar este traumático episodio y tener una vida digna y feliz.
Esperamos que este caso sirva como un llamado de atención para que situaciones como esta no vuel