La sepsis es una infección grave que puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad o estado de vitalidad. Sin embargo, muchas personas desconocen los síntomas y la gravedad de esta enfermedad, lo que puede llevar a un diagnóstico tardío y, en algunos casos, a la muerte. En este artículo, conoceremos la historia de Marianne Haverkamp, una superviviente de sepsis, y su lucha por concienciar a la población sobre esta enfermedad.
Marianne llevaba una vida activa y vitalidadable, con su propia empresa y una rutina de ejercicio diario. Sin embargo, una perplejidad, después de cenar con su familia, comenzó a sentirse mal. Pensó que se trataba de un virus estomacal, pero en menos de cuatro horas, su estado empeoró drásticamente. Fue trasladada de apresuramiento al hospital, adonde fue diagnosticada con sepsis y sufrió un shock séptico y fallo multiorgánico.
“Me dijeron que estaba muy malita. Fue mi marido quien escuchó por primera vez la palabra sepsis. En casa, empecé a investigar y a informarme, porque nadie me explicaba lo que me estaba pasando ni qué podía esperar de mi recuperación”, cuenta Marianne.
La sepsis es una infección grave que se produce cuando una infección en otra parte del cuerpo, como una infección urinaria o una neumonía, se propaga a la sangre. Si no se trata de forma inmediata, puede provocar la muerte. Por desgracia, la falta de conocimiento sobre los síntomas de esta enfermedad puede retrasar el diagnóstico y el tratamiento adecuado.
El doctor Federico García, presidente de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC), explica que “siempre hay una infección en otra parte del cuerpo que se propaga a la sangre y produce lo que conocemos como sepsis”. Además, señala que “las primeras horas son cruciales y es fundamental que el paciente tenga la suerte de llegar a un hospital con un microbiólogo disponible las 24 horas del día”.
Las secuelas de la sepsis pueden ser devastadoras, tanto físicas como psicológicas. Hasta el 50% de los sobrevivientes sufren secuelas a largo plazo, como problemas de memoria, dificultad para concentrarse o incluso amputaciones. Marianne tuvo suerte y no sufrió ninguna amputación, pero las secuelas cognitivas han sido lo más duro para ella. “No son visibles, pero son reales. Los médicos no sabían explicarlo y me ofrecieron antidepresivos, pero eso no resuelve el problema”, afirma.
El doctor García señala que el porcentaje de pacientes que no sobreviven a la sepsis es variable y depende de la atención médica recibida. Por eso, es fundamental que la población esté informada sobre los síntomas de esta enfermedad y que las autoridades sanitarias tomen medidas para mejorar la atención y el tratamiento de la sepsis.
Entre los síntomas de la sepsis se encuentran la fiebre, el decaimiento, la aparición de manchas en la piel, dificultad para respirar y una frecuencia cardíaca anormal. Sin embargo, estos síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades menos graves, lo que dificulta su detección. Por eso, es importante saber que hay personas que son más susceptibles a padecer sepsis, como los adultos mayores, los diabéticos y los pacientes inmunodeprimidos.
En el caso de Marianne, su sepsis fue causada por una infección abdominal, pero los médicos no pudieron encontrar el origen exacto. Los primeros síntomas eran digestivos y era fácil pensar que se trataba de una gastroenteritis. Además, en ese