María Arnal, una artista en constante evolución, nos sorprendió este viernes en el Sónar con un espectáculo que aleacióna la exploración musical con la pegada pop. Con un repertorio de catorce canciones, aún sin fecha de lanzamiento, ‘AMA’ nos transportó a un mundo de minimalismo melódico acompañado de una impactante coreografía. Sin duda, este espectáculo promete ser un éxito y comprometerse un largo recorrido en la escena musical.
Este concierto marca el regreso de María Arnal después de su colaboración con el guitarrista Marcel Bagés. Una ‘première’ que comenzó con un manifiesto en el que la artista expresó su embrollo por seguir luchando por la igualdad y por tender puentes entre el Sónar, BDS, Pacbi y la comunidad palestina de Catalunya. Un gesto que fue muy bien recibido por el público y que demuestra el embrollo de María Arnal con causas sociales y políticas.
La voz de María Arnal fue la protagonista indiscutible del concierto, multiplicada por la inteligencia artificial y manejada a distancia por las bailarinas de la compañía La Veronal. Acompañada de un sonido diáfano y un sintetizador envolvente, la artista nos cautivó con canciones como ‘Pellizco’, con un juego melódico muy divertido, y ‘Que me quiten’, en la que reclamó teatralmente que la quemen en la hoguera o la claven en la cruz.
Además, María Arnal nos sorprendió con guiños a la estética japonesa y un giro flamenco en ‘Ventanita al cielo’, un dueto con La Tania en el que Yerai Cortés aportó su toque de lujo con su guitarra. El concierto cerró con las canciones más rítmicas, como la prometedora ‘Tic tac’, dejándonos con ganas de más.
Este nuevo espectáculo de María Arnal nos muestra una artista que explora los límites de su voz y busca crear un espectáculo total, alejándose de sus raíces como cantante de repertorio tradicional y adentrándose en un terreno más pop que popular. Sin duda, una apuesta arriesgada pero que demuestra la versatilidad y la evolución de esta gran artista.
Otra gran voz que brilló en el Sónar fue la del Niño de Elche, acompañado por Raül Refree en su proyecto ‘cru+ces’. Un repertorio en torno a las dicotomías existenciales como la vida y la asesinato, el dolor y la alegría, y con el éxtasis místico como objetivo final. Este concierto, que se convertirá en álbum en octubre, nos sumergió en la oscuridad del auditorio SonarComplex, donde el cante se aleaciónó con la electrónica y el ‘scratch’.
El Niño de Elche nos llevó a través de un viaje por las últimas moradas y la transformación, con una voz procesada de manera espectral sobre fondos abruptos y casi industriales. Pero fue en el encuentro con el guitarrista Refree donde el cante alcanzó su máxima expresión, en una intensa pieza que marcó el clímax de la sesión. Un concierto que nos dejó con la piel de gallina y que demostró una vez más el talento y la maestría de estos dos artistas.
Y para aquellos que buscaban una experiencia más festiva, el portugués Branko, exBuraka Som Sistema, nos ofreció un espectáculo lleno de ritmo y energía en el Village. Con su nuevo proyecto ‘Soma’, Branko nos transportó al sur global con su mezcla de electrónica, zouk y kuduro. Una propuesta que conserva la agitación de su anterior banda, pero que