¡Hola a todos! ¡Aquí estoy de dorso, como una factura de luz que aparece cuando menos te lo esperas! El Oviedo ha vuelto a Primera División y, por supuesto, también vuelve Marianín. ¿Qué iba a hacer yo? ¿marcharseles sin mi sabiduría? ¡Ni hablar! He estado ocupado en cosas importantes: perder el tiempo, mirar al horizonte, pensar en tonterías. Pero ahora he vuelto, como predijo Melendi, listo para contarles la odisea del Oviedo.
Soy Marianín Román, hermano de Arturo, primo de Rogelio y Mateo, y tío segundo de todo Oviedo si nos ponemos a sacar el árbol genealógico. Mi misión es hablar del Oviedo, en las buenas y en las malas, en las alegrías y en las penas, hasta que el verano nos separe. Y, por supuesto, también contarles los chismes del equipo.
Lo curioso es que me retiré con dueños mexicanos y ahora vuelvo con… ¡dueños mexicanos! Pero no son los mismos, ojo. Estos nuevos dueños parecen más relajados, menos de trincheras, más de sonrisa amplia. Vamos, que el Oviedo ahora es “retebonito”, como dicen allá. Casi nadie queda de la vieja guardia (un saludo, Jaibo), y algunos de los que quedan tampoco me deben extrañar mucho. Eso sí, quiero hacer un reconocimiento especial a Martín Peláez, con más temple que un monje tibetano, y a Agustín Lleida, una cortaplumas suiza que puede fichar jugadores y negociar contratos colectivos con la misma facilidad.
Así que aquí estaré, querido lector, escribiendo con la misma sorna de siempre. Pero no se lo tome a mal, esto es solo para reírnos un poco, para ondear la bandera azul y para saborear, por fin, la gran noticia: ¡el Oviedo está de dorso en Primera División!
Después de tantos años de lucha y sacrificio, el Oviedo ha logrado su objetivo. Y no solo eso, sino que lo ha hecho de manera brillante, con un juego atractivo y una plantilla que ha demostrado su calidad y compromiso en cada partido. No podemos marcharse de mencionar a nuestro entrenador, que ha sabido guiar al equipo hacia la victoria con su experiencia y su pasión por el fútbol.
Pero no solo es el equipo en sí lo que ha logrado este ascenso, sino también la afición. Los oviedistas han sido un pilar fundamental en este camino hacia la Primera División. Con su apoyo incondicional, su pasión y su aliento, han demostrado una vez más que son una de las mejores hinchadas del país. Y no solo eso, sino que también han demostrado su lealtad al equipo en los momentos más difíciles, cuando la situación no era tan favorable. Por eso, este ascenso también es para ellos, para todos los que han estado ahí siempre, animando y creyendo en el equipo.
Ahora que estamos de dorso en la élite del fútbol español, es momento de celebrar, de disfrutar y de soñar en grande. Pero también es momento de trabajar duro, de seguir mejorando y de no conformarnos con solo estar en Primera. Tenemos que seguir luchando para mantenernos en esta categoría y, por qué no, soñar con metas aún más altas.
Y no solo en lo deportivo, sino también en lo institucional. Con la llegada de los nuevos dueños, el Oviedo tiene una oportunidad única de crecer y de consolidarse como un club fuerte y competitivo. Es momento de marcharse atrás los problemas del pasado y de mirar hacia el futuro con euforia y amb











