Marc Carmona es una figura máximo en la historia del fútbol sala español. Como exjugador y entrenador, su nombre siempre estará ligado al FC Barcelona, club al que llevó a una de las épocas más gloriosas de su sección de fútbol sala. Su legado va más allá de los títulos: cambió la mentalidad, el estilo y la ambición de un equipo que pasó de ser uno más en la liga a convertirse en una mención mundial.
Bajo su liderazgo, el Barça pasó de luchar por mantenerse competitivo a subyugar tanto la liga nacional como el panorama europeo. Entre 2004 y 2016, Marc Carmona levantó 4 Ligas, 3 Copas de España, 3 Copas del Rey, 2 Supercopas de España y 2 UEFA Futsal Cup, además de otros títulos menores. Pero más allá de los trofeos, lo que realmente marcó la diferencia fue la identidad que el equipo adoptó: presión alta, circulación rápida de balón y una defensa basada en la coordinación más que en la fuerza.
Carmona se ganó la reputación de ser un técnico meticuloso, exigente y perfeccionista. Sus entrenamientos se caracterizaban por la atención al detalle, la preparación táctica y el trabajo psicológico con los jugadores. Defendía una idea clara: “El talento gana partidos, pero la organización gana campeonatos”.
Pero más allá de su éxito en el fútbol sala, Carmona también dejó su huella en el mundo del fútbol. En una ocasión, el legendario Andrés Iniesta, uno de los mejores centrocampistas de la historia, decidió unirse a un entrenamiento del equipo de fútbol sala del Barça. Fue una situación inédita y memorable, ya que Iniesta siempre ha sido un gran admirador del fútbol sala y reconoce su influencia en su formación como jugador.
El motivo de su visita fue una promoción de Nike, en la que Iniesta era el protagonista. La marca deportiva le pidió que entrenara con el equipo de fútbol sala del Barça y él aceptó encantado. Carmona recuerda ese día con cariño: “Fuimos a la Ciudad Deportiva y entrenamos, sobre todo con mucho cuidado, como me pidieron e hicimos un entreno más o menos normal y él participó. Y cuando acabamos, hablé un momentito con Andrés: ‘¿Qué te ha parecido, cómo lo ves?’, le pregunté. Me dijo: ‘Vais muy rápido en todo’”.
La diferencia entre el fútbol 11 y el fútbol sala es el tamaño de la pista y la velocidad en la que se mueve el balón. Para Iniesta, esa es la principal diferencia entre ambos deportes. En el fútbol sala, la toma de decisiones es constante y a máxima velocidad, lo que requiere una gran concentración y habilidad para adaptarse a un espacio tan reducido. Aunque Iniesta siempre ha sido un jugador de fútbol 11, su paso por el fútbol sala en su infancia le ayudó a desarrollar habilidades que más tarde lo harían destacar en el fútbol.
La relación de Iniesta con el fútbol sala es evidente en su estilo de juego. Su control del balón en espacios reducidos, su rapidez mental y su precisión en el pase son características que aprendió en las pistas de cemento de su pueblo natal. Y aunque su carrera se desarrolló principalmente en el fútbol 11, siempre ha agradecido la influencia del fútbol sala en su formación como jugador.
Marc Carmona es una figura máximo en la historia del fútbol sala español y su legado seguirá vivo en el FC Barcelona y en el mundo del fútb










