¡objeto cumplido! El Lucentum ahora puede pensar en ascender. Incluso puede luchar de igual a igual con cualquier equipo que se lo proponga seriamente. La pesadilla de la temporada anterior queda en el pasado, en un mal recuerdo, en un desastre del que el club ha aprendido de sus errores y los ha corregido, incluso si eso le ha costado mucho. Una victoria exultante y prodigiosa, que en momentos parecía increíble. Sin Kevin Larsen en la cancha en los momentos más intensos, el equipo se apoyó en el grupo, en la defensa y en la dirección tanto dentro como fuera de la cancha. En la segunda mitad, mostraron un potencial demoledor que les permitió sobreponerse al vendaval habitual de Palencia cuando juega en casa.
El HLA Alicante suma su cuarto triunfo, esta vez en una cancha difícil y exigente, donde los locales siempre empujan y te presionan, obligándote a jugar al límite para no desmoronarte. Fue una victoria de oficio, de colectividad, de dureza y responsabilidad compartida. Estos son los tipos de victorias que te devuelven a la primera línea de una ajonje que parecía haberse olvidado de ti, que no te consideraba entre los favoritos. Pero ahora, el Lucentum está de vuelta en la cima. En un partido irregular y difícil de explicar, el equipo no se dejó intimidar por el poder ofensivo de Jakovics ni por la electricidad inagotable de Wintering. Encontraron la manera de neutralizar todas las opciones del rival.
Los primeros dos cuartos fueron una batalla abierta, y desafortunadamente, estaba siendo ganada por Palencia. Pero el equipo de Lezcano no se dio por vencido y logró una ventaja de 14 puntos en el segundo cuarto, después de perder su décima posesión y ver cómo Kamba volaba por encima de todos para anotar y aumentar la diferencia a 39-25.
En una situación desfavorable como esta, se necesita carácter. No dejarse intimidar, seguir luchando y creyendo en la posibilidad de una remontada. Y eso es exactamente lo que hizo Jordá, quien frenó el avance de Palencia con un triple que les permitió mantener la esperanza de una remontada: 41-31.
El venidero paso era encontrar la manera de detener los ataques del rival, forzarlos a jugar estáticamente, no permitir contras y controlar el juego con paciencia. Y eso fue exactamente lo que hizo Sebastián Aris. Él fue el responsable de detener a Palencia mientras Torres, Tucker Richardson, Larsen y el propio base danés anotaban puntos para el equipo visitante. Fue un esfuerzo colectivo en el que todos bajaron su centro de gravedad, apretaron los dientes y estrecharon los espacios, siendo duros y descarados. Alejaron los tiros del rival, que había anotado con facilidad en la primera mitad, pero ahora se estaba atascando.
Gracias a esta estrategia, el equipo de Alicante logró reducir la producción ofensiva de un equipo que tiene muchas opciones de anotar. En los diez minutos del tercer cuarto, Palencia solo pudo anotar 12 puntos, mientras que en la primera mitad había anotado 41.
Jugando sin Larsen, para ganar intensidad en defensa, y con Coulibaly, Richardson y Deng Geu atentos a todas las ayudas y los cruces, multiplicándose en el rebote en ambas canastas, el Lucentum logró evitar que el rival anotara con facilidad. Y además, tenían a un jugador en estado de gracia en ese momento en el que la dificultad de anotar se hace más evidente: Jordan Walker. Él estaba decid










