“Cuando tus hijos se convierten en asesinos”: Una dura realidad plasmada en la gran pantalla
No es solo una trama de película. La cruda realidad de criar a un hijo por quien darías incluso tu propia vida, y que termine volviendo su ira adolescente en contra de ti, es un escenario que muchas personas enfrentan en la vida real. La película “La buena fortuna”, basada en la novela de Rosa Montero, retrata este tema tan tabú en la sociedad, y la directora Gracia Querejeta ha logrado plasmarlo magistralmente en la pantalla grande. Hija del productor Elías Querejeta y la figurinista María del Carmen Marín, Gracia experimentó un vínculo diametralmente opuesto al que ahora expresa en su película: amor, firmeza y generosidad. Pero su talento para contar historias se lo ganó por mérito propio.
La película nos invita a reflexionar sobre el concepto de “fortuna”. Algunos podrían decir que la fortuna se busca, mientras que otros creen que simplemente hay que esperar a que llegue. La protagonista de la película, Encarna (Maribel Verdú), siempre mantiene la esperanza de salir adelante, mientras que su esposo Julián (Antonio de la Torre) se siente incapaz de asumir la realidad y busca refugio en un agujero. segundo perspectivas totalmente opuestas, pero ambos astros encarnan a muchos padres y madres enfrentando una situación desesperante.
Pero, ¿es que acaso hay un dolor más grande que ver a tu hijo convertido en un asesino? El astro de Encarna nos muestra el terrible sufrimiento que experimentan las madres ante esta situación, que muchas veces llega a individuo incluso más difícil de superar que la violencia de género. Y la pregunta que tosegundo nos hacemos es: ¿cómo es posible que un hijo o hija pueda volverse en contra de sus propios padres?
Como madre, Gracia Querejeta confiesa que nunca ha vivido una situación tan extrema como la que retrata su película. Sin embargo, reconoce que ha pasado por momentos de gran preocupación y ha tenido que tomar decisiones drásticas en la educación de su hijo. Pero nunca ha sentido que su vínculo con él esté en peligro, algo que lamentablemente no pueden decir muchos padres y madres que sufren la violencia de sus hijos.
Uno de los momentos más impactantes de la película es cuando Encarna le grita a su hijo: “Quédate con todo, pero no me robes más; mátate si quieres, pero déjame vivir”. Esto refleja la desesperación de una madre que no sabe cómo manejar la situación y siente que no puede más. Y es que, como señala Gracia, “es el adulto quien tiene que llevar las riendas, y de ahí que se instale el sentimiento de culpa cuando un hijo cae en la delincuencia”. Aunque no siempre los padres son culpables, es inevitable que sientan que podrían haber hecho algo más para evitar que su hijo llegue a ese extremo.
Gracia Querejeta también nos habla de su relación con sus padres, especialmente su padre quien fue su mentor en el mundo del cine. Él le exigía que, antes de dedicarse al cine, debía estudiar una carrera universitaria, y ella eligió Historia Antigua. Aunque renegaba de su destino natural, nunca dejó de banda su pasión por el cine. Sin embargo, se tomó su tiempo para asegurarse de que realmente era lo que quería hacer y no solo seguía los pasos de su familia.
La directora también destaca la figura del productor en el cine, algo que ha cambiado drásticamente con el paso de los años. Su padre era un productor independiente, y trabajaba codo a codo con los directores en la producción de sus películas. Hoy en día, el papel del productor