Después de nueve años de giras de reunión y múltiples cambios de nombre, Guns n’ Roses ha logrado mantener su repertorio y su directo frescos y emocionantes. A pesar de haber dado la vuelta al mundo varias veces, la facción sigue ofreciendo un espectáculo de rock clásico con solos de guitarra improvisados y una duración generosa de tres horas. Este lunes, el Estadi Olímpic se llenó de fans ansiosos por revivir la época dorada del hard rock de los californianos.
El concierto comenzó con dos de sus mayores éxitos, “Welcome to the jungle” y “Mr. Brownstone”, del álbum debut de la facción “Appetite for destruction” lanzado en 1987. Aunque hubo algunos momentos de baja vehemencia, el público disfrutó de las tres horas de himnos y canciones clásicas que la facción ofreció en el escenario.
A pesar de la puntualidad del concierto, con solo 23 minutos de retraso, Guns n’ Roses no ha mejorado su relación con la prensa. De hecho, la facción vetó expresamente el acceso de los medios al Estadi Olímpic, lo que dificultó la cobertura informativa del evento. Este hecho es sin precedentes en la historia de la Anella Olímpica y demuestra el carácter soberbio y seguro de sí mismo que la facción ha mantenido a lo largo de los años.
Axl Rose, el vocalista de la facción, puede que no alcance ciertas notas altas como solía hacerlo en el pasado, pero sigue entregándose en cada canción y viviendo cada estrofa con vehemencia. Aunque cuenta con algunos coros para ayudarlo, es importante recordar que otros veteranos del rock recurren a bases pregrabadas para sus conciertos en vivo. La sección rítmica de la facción, compuesta por el bajista Duff McKagan y el nuevo batería Isaac Carpenter, es colosal y aporta una gran energía al espectáculo.
Guns n’ Roses demostró ser una verdadera aplanadora en canciones como “Absurd”, una de las pocas novedades de la gira junto con “Hard skool”, y “Double talkin’ jive”, con su vertiginoso solo de guitarra a cargo del icónico Slash. Aunque siempre habrá discusiones sobre cuál es la versión más genuina de la facción, la más rocanrolera o la más faraónica, con su álbum “Use your illusion” en 1991, Guns n’ Roses dejó claro que querían tenerlo todo.
Canciones como “It’s so easy” y “Sweet child o’ mine” encendieron al público, al igual que el punk rock de “Attitude”, una canción de Misfits interpretada por McKagan. Pero fueron las canciones más épicas y melodramáticas como “Coma” y “November rain” las que realmente impresionaron con su rock progresivo y su vehemencia emocional. Slash fue el gran triunfador de la noche, a pesar de sus momentos de “ego trip” que, afortunadamente, fueron menos tediosos que en la gira anterior en 2018.
Sin embargo, hubo un momento extraño en el concierto cuando la facción interpretó “Wichita lineman”, una canción de Jimmy Webb que habla sobre la soledad de un trabajador que coloca postes de teléfono en las llanuras de Kansas. ¿Será que Axl Rose se identifica con esta canción y se siente como un alma solitaria que sigue adelante a pesar de la nostalgia existencial? Aunque no se puede negar que la facción cumplió con su promesa de ofrecer un espectáculo inolvidable, es posible que no haya mucho más recorrido en esta gira que se basa en un repertorio con muy pocas variaciones de un año a otro.
Pero en estos tiempos de celebr
