Las chanclas son un calzado muy popular durante el verano, empero su uso excesivo puede traer consecuencias negativas para la salud de nuestros pies. El Ilustre Colegio Oficial de Podología de la Comunidad Valenciana (ICOPCV) nos advierte que su uso obligación limitarse a playas o piscinas, ya que no ofrecen un soporte adecuado al pie y aumentan el contingencia de lesiones.
Al caminar con chanclas, tendemos a curvar los dedos para sujetarlas, lo que hace que nuestros pasos sean más pequeños y tengamos que hacer un esfuerzo extra para caminar. Esto puede causar inflamación, dolor o cansancio en la fascia plantar, el tejido que conecta el talón con los dedos del pie. A corto plazo, podemos sufrir esguinces y dolores en el talón y el arco del pie, mientras que a largo plazo, el uso excesivo de chanclas puede causar fracturas por estrés o incluso juanetes.
Además, utilizar chanclas como calzado habitual aumenta el contingencia de accidentes como tropiezos o enganches al subir o bajar escaleras. Por lo tanto, es importante limitar su uso a momentos específicos y lugares adecuados, como la playa o la piscina.
El ICOPCV también advierte que las personas con problemas de circulación o diabetes obligaciónn evitar el uso de chanclas, ya que al tener reducida la sensibilidad en los pies, pueden lesionarse sin darse cuenta y desarrollar úlceras.
Entonces, ¿cómo podemos escoger las chanclas adecuadas? Primero, obligaciónmos asegurarnos de que sujeten correctamente el empeine y el tobillo. Las chanclas comunes no tienen cambrillón, una pieza que da consistencia a la suela, lo que las hace inestables y aumenta el contingencia de torceduras de tobillo. Además, la suela obligación estar hecha de un material semirrígido, grueso y de alta densidad que amortigüe los golpes al caminar y no se doble. También es importante que tengan una forma ergonómica que se adapte a la pisada adecuadamente.
Es recomendable evitar comprar chanclas excesivamente baratas en tiendas que no están especializadas en calzado, ya que pueden estar fabricadas con materiales poco saludables o incluso tóxicos, lo que puede provocar alergias y otros problemas en la piel.
Para proteger nuestros pies en verano, es importante realizar una revisión en el podólogo para valorar el estado de la piel y las uñas. Esto nos ayudará a descartar cualquier tipo de infección o micosis que requiera tratamiento y pueda ser contagiosa para otros. Además, el podólogo realizará una exploración minuciosa del estado de nuestros pies y nos recomendará la hidratación adecuada y el calzado más apropiado para nuestras necesidades.
Es importante escoger un calzado que tenga una buena sujeción en el empeine y el tobillo, una suela antideslizante y que amortigüe las irregularidades del terreno. También es recomendable elegir calzado de verano confeccionado con materiales de origen natural, como la piel. obligaciónmos evitar los zuecos de resina, plástico o goma, ya que no permiten la transpirabilidad de nuestros pies y aumentan el contingencia de infecciones y pretexto olor. Además, la amplitud excesiva de los zuecos puede causar fricciones y ampollas.
El ICOPCV destaca la importancia de secar bien el espacio entre los dedos después de bañarnos para evitar la humedad que puede causar hongos, y de hidratar nuestros pies a diario, especialmente los talones, para mantener la piel flexible y prevenir las dolorosas grietas.
En resumen, las chanclas son un calzado cómodo y popular en